Si a un niño le preguntas si prefiere jugar a estudiar, te dirá que jugar es más divertido. Y si a ti te preguntan lo mismo, tu respuesta será igual. El asunto es que, en estos tiempos, los estudiosos del proceso de enseñanza han determinado que jugando también es una vía para aprender de forma más significativa ya que el conocimiento que se obtiene resulta de la poner en práctica una información recibida.
De hecho, usas el ingenio, la creatividad y la emoción entre otros elementos que te ayudan a desarrollar soluciones estratégicas, en equipo y solidarias para alcanzar una meta previamente definida. De allí surge el notable éxito que han tenido la gamificación y el Flipped Learning en el proceso de aprendizaje, ya que rompen el esquema del aula tradicional motivando el intercambio de roles gracias a la interacción permanente que se sucede entre los facilitadores y estudiantes.
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Jugar es una forma de aprender haciendo |
Por ejemplo, ¿quién se sube a un avión piloteado por alguien que aprendió solo leyendo un manual? Por supuesto que nadie, ya que prevalece la desconfianza en que esa persona haya desarrollado habilidades y destrezas para ello. En efecto, hemos de entender que una competencia es una capacidad para hacer, razón que implica que fue aprendida mediante el ejercicio y practica de una información, la cual ha de ser interpretada de forma crítica y reflexiva empleándola en la cotidianidad de la vía misma. Allí surge el conocimiento real que se enraíza cognitivamente para formar parte del inventario de saberes de un individuo.
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Aprender haciendo: implica el desarrollo de habilidades y destrezas para el hacer |
En correspondencia, la construcción del conocimiento radica en el aprender haciendo durante toda la vida y desde el mismo momento en que un niño va desarrollando sus capacidades motoras e intelectuales. Así, la condición social del ser humano trae consigo la necesidad de interactuar con sus pares, por lo que cada vez surgen nuevas ideas, pensamientos y opiniones producto de una aprender haciendo colaborativo, en comunidad y como producto de intereses colectivos.
La dinámica es permanente mientras aliento humano exista. Las necesidades cognitivas surgen mientras la mezcla de curiosidad, creatividad e imaginación sean combustible para un hacer que se transforma en aprendizaje permanente. Este, no es más que un reflejo de una mejora continua para el individuo y las comunidades que conforma como parte activa. Mientras la educación cumpla con esta misión, estaremos haciendo un buen trabajo, ya que la formación es para la vida, mas no para aprobar una asignatura de algún plan de estudio. Si tener información es importante, el verdadero poder está en saber en qué y cómo utilizar la información de forma útil, productiva y para el bienestar colectivo.
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